martes, 28 de junio de 2011

Origen y recorrido de una obra integral

Prístinas en Tormento es el segundo cortometraje del colectivo de Danza Contemporánea Rosita Nillinsky junto a Cinemadicción Producción Audiovisual. Es un proyecto multidisciplinar que tiene su origen en la necesidad de experimentar diversas áreas del arte y compartir nuevas metodologías de creación.

Desde el nacimiento de la idea hasta el resultado final, hubo un proceso que duró cerca de tres años; y para comenzar la ejecución de este proyecto fue necesario postular a fondos concursables. En marzo de 2010 se postula al Fondo Nacional de la Cultura y las Artes FONDART, adjudicándose este financiamiento en agosto del mismo año. Desde ahí surge una intensa labor creativa, donde cada área expuso sus propuestas en función de las ideas conceptuales y estéticas que se querían alcanzar.



La obra demandaba la creación de un espacio particular e irreal, por este motivo se llevó a cabo la construcción de una escenografía específica, cuya construcción comenzó a principios de noviembre del año 2010.


Allí se realizaron tanto la ambientación y arte escenográfico, como los ensayos de coreografías y rodaje. Las proporciones espaciales del escenario respondieron a la idea de construir un lugar no convencional, en relación a la escala del cuerpo humano. De este modo, las características dimensionales determinaron la kinética, delimitando así la movilidad de los personajes.

Paralelamente se avanzó en la caracterización de los personajes, comenzaron las pruebas de maquillaje y peinados de manera cronológica, para generar la idea de desgaste de las protagonistas. De acuerdo al relato, el pelo se debía ir opacando, el peinado desarmando y las marcas de la piel debían ser cada vez más notoria
  Por otro lado la etapa de confección de vestuario tuvo un método de trabajo propio, donde el desafío fue diferenciar el rol que cumplía cada personaje. Se probaron las resistencias de las telas para con el movimiento dentro de la escenografía, y se llevaron a cabo diversas pruebas de desgaste y deterioro de las mismas, para demarcar el transcurso de la historia.
Durante el mes de diciembre, una vez terminada la estructura gruesa de la escenografía, comenzaron las reuniones con el equipo de arte. Allí se fue construyendo la idea de un espacio único, con una particular ambientación: hubo una búsqueda de elementos decorativos y de utilería, sobre los cuales se hicieron pruebas de color y deterioro en texturas, papel mural y mobiliario.


Mientras se construía la escenografía, las intérpretes trabajaron en una sala de ensayo para investigar el lenguaje de movimiento de la obra. En este proceso ambas intérpretes realizaron un trabajo de improvisación y búsqueda kinética, en relación a las características sicológicas de los dos personajes. 


Cuando sólo quedaba un mes para el rodaje, se desarrollaron intensas horas de ensayo sobre la escenografía ya montada. La participación del área audiovisual en este proceso fue imprescindible, ya que se diseñó una coreografía pensando en las posibilidades y recursos narrativos del lenguaje cinematográfico.


Además de los ensayos frente a cámara, se realizaron pruebas de efectos especiales registradas en video. Para crear la simulación de vuelo, se utilizaron turbinas de viento contra el cuerpo y aparejos con arnés para dos de los personajes. La producción de estos efectos fue asesorado por expertos, quienes ayudaron con el manejo de los implementos para mantener la estabilidad de las intérpretes; así ellas pudieron movilizarse con confianza y lograr desplazamientos fluidos por el aire.


A fines de enero de 2011, un equipo de 30 personas comenzó el rodaje de Prístinas en Tormento, en un galpón arrendado exclusivamente para la ejecución de este proyecto. Camarógrafos, intérpretes, caracterizadores, técnicos, eléctricos y jefes de cada área, trabajaron en conjunto durante 5 jornadas de filmación, de 10 horas cada una. Luego del rodaje continuó el trabajo de Post Producción de la obra audiovisual. En esta etapa, la edición del video, el diseño sonoro y la composición musical, también fueron procesos de reflexión para aportar a la obra final.
En definitiva todo el proceso creativo tuvo una sola directriz: hacer confluir las ideas en pos de un resultado común. Así las áreas se fueron nutriendo en cada una de sus etapas de desarrollo, enriqueciendo, al mismo tiempo, la labor profesional de cada uno de los artistas.






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